Mi sangre es sagrada
Desde niñas, a las mujeres nos han enseñado a es conder nuestro período menstrual, nuestro ciclo... nuestra sangre.
Socialmente se enseña como algo vergonzoso, se vive con miedo, a escondidas, con dolores del alma y cólicos .
El cambio hormonal que vivimos nos provoca tristezas, llanto, enojos infinitos que vienen no sé de donde, en algunos casos (raro jaja) provoca risas desenfrenadas. Dolores en el útero, de cabeza, piernas, caderas, de senos (inflamados), ¡ash! un ¡NO QUIERO QUE ME TOQUES! ¡Quiero estar sola! ¡Nadie me quiere! ¡Pero no te vayas!
Desde niñas, a las mujeres nos han enseñado a es conder nuestro período menstrual, nuestro ciclo... nuestra sangre.
Socialmente se enseña como algo vergonzoso, se vive con miedo, a escondidas, con dolores del alma y cólicos .
El cambio hormonal que vivimos nos provoca tristezas, llanto, enojos infinitos que vienen no sé de donde, en algunos casos (raro jaja) provoca risas desenfrenadas. Dolores en el útero, de cabeza, piernas, caderas, de senos (inflamados), ¡ash! un ¡NO QUIERO QUE ME TOQUES! ¡Quiero estar sola! ¡Nadie me quiere! ¡Pero no te vayas!
Por años le hemos dado el poder a los hombres para que nos digan su frase celebre "ESTAS EN TUS DÍAS", en su mayoría va precedido (así se dice?) Por un "PINCHE VIEJA" y a este estas en tus días nosotras misma le hemos dado un valor despectivo.
Hemos esperado a que nuestros hijos estén en quinto grado de primaria para hablarles de nuestra sangre (como si las mujeres menstruaran cuando los niños están en quinto) y en manos de quien lo dejamos.... de mujeres que lo hablan y la viven con vergüenza o de hombres que son incapaces de comprender este ciclo, nuestro período, nuestra sangre.
Bendita coincidencia la mía. Luna llena. Luna Roja.
Anoche me di la oportunidad de honrar mi sangre. De sentirla, tocarla, olerla.
Mi cuerpo es sagrado. Mi útero es sagrado. Mi risa, mi llanto, mi respiración,
mis lágrimas, huesos, sexo son sagrados. MI SANGRE ES SAGRADA.
Hoy mis hijos, de 4 y 10 años, saben que mi sangre es sagrada, que mi ovulito (así le dicen ellos) se desbarata porque no dio vida y se convierte en sagre. Saben que me puede poner enojada con nadie y con todos, triste o mandarme a la cama por un mega cólico.
Saben que mi sangre me hace única y especial.
Amo mi sangre y ahora la espero con amor para honrarla porque viene de mi centro, de mi poder, me identifica como mujer, con lo sagrado. Esto es Algo que nunca había experimentado... nunca.
Gracias Dios porque hoy puedo vivirla y sentirla como sagrada.
Hoy mis hijos, de 4 y 10 años, saben que mi sangre es sagrada, que mi ovulito (así le dicen ellos) se desbarata porque no dio vida y se convierte en sagre. Saben que me puede poner enojada con nadie y con todos, triste o mandarme a la cama por un mega cólico.
Saben que mi sangre me hace única y especial.
Amo mi sangre y ahora la espero con amor para honrarla porque viene de mi centro, de mi poder, me identifica como mujer, con lo sagrado. Esto es Algo que nunca había experimentado... nunca.
Gracias Dios porque hoy puedo vivirla y sentirla como sagrada.
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